José Ignacio Asensio Bazterra
Diputado de Medio Ambiente y Obras Hidráulicas. DIPUTACIÓN FORAL DE GIPUZKOA
La Fundación ha venido observando la evolución en la Gestión de residuos que se ha hecho en Gipuzkoa desde hace unos años, pasando a ser una zona de referencia por sus avances hacia un modelo circular.
Por ello hemos solicitado al responsable de esa gestión, el diputado José Ignacio, que nos explique el proceso seguido para ello, y esta carta que a continuación se reproduce refleja ese proceso.
“El giro que Gipuzkoa ha dado en cuanto al tratamiento y aprovechamiento de sus residuos en apenas seis años ha sido radical y drástico. Una carrera de obstáculos y una lucha contra el tiempo que se ha convertido, a base de trabajo y altitud de miras, en un futuro prometedor.
Cuando el 2016 llegué a la Diputación de Gipuzkoa, al frente del Departamento de Medio Ambiente, había un problema insostenible en relación con la gestión de residuos: vertederos saturados, exportaciones de basura y una ciudadanía descontenta con un sistema de puerta a puerta que arrojaba unas tasas ridículas de recogida selectiva.
Hoy, en el primer trimestre de 2022, podemos presumir de tener una tasa de recogida veinte puntos por encima de la media española, un modelo de tratamiento integral de los residuos urbanos con cero vertido y un proyecto en ciernes sobre la transformación del biogás obtenido de la valorización del residuo orgánico en hidrógeno verde que permitirá descarbonizar el transporte público de Gipuzkoa.
Son solo unos ejemplos para refutar la transformación radical y definitiva que le hemos dado a un sistema de gestión de residuos obsoleto que sustentaba el modelo tradicional lineal con el desaprovechamiento de los residuos a través de su exportación o su depósito en vertederos.
Cuando llegamos a la Diputación de Gipuzkoa a liderar el departamento de Medio Ambiente, nuestra ambición era reforzar la sostenibilidad para proteger el planeta, nuestra salud y el bienestar económico y social de nuestro territorio, Gipuzkoa. Sabíamos que la única alternativa era la acción climática decidida, que nos permitiera cumplir con los acuerdos de la cumbre de Paris y alcanzar la neutralidad climática para mediados de siglo. Teníamos claro que el problema global que es la lucha climática requería una acción local, contundente y ambiciosa, que nos situara en la senda de una reformulación de nuestros modelos productivos, de nuestra economía, de nuestro consumo y de nuestra manera de vivir, al fin y al cabo. La crisis climática era una amenaza, pero creímos de verdad que el cambio, era una oportunidad.
Y en esa línea centramos los esfuerzos para dotarnos de los instrumentos necesarios para alcanzar nuestro objetivo. Comenzamos con la estrategia guipuzcoana de lucha contra el cambio climático, que podríamos desintegrar en las dos principales transformaciones claves que inciden en la acción climática: la Economía Circular, a través del Plan Integral de Gestión de Residuos Urbanos de Gipuzkoa (PIGRUG), y la transición energética, con el recién aprobado Decreto de Sostenibilidad Energética.
Estas normas y estrategias, avaladas por la sociedad guipuzcoana, nos proporcionaban el marco legislativo y formal necesario para poder comenzar nuestra transformación. Un marco necesario para que la penetración de nuestra voluntad de cambio fuera transversal y con capacidad de consolidación en todo el tejido industrial, económico, social, científico e institucional de Gipuzkoa. Un marco que nos permitiera, efectivamente, pasar a la acción.
En el ámbito que nos compete, la consolidación de la economía circular en Gipuzkoa comenzó a dibujarse con el Plan Integral de Gestión de Residuos Urbanos 2019-2030 (PIGRUG, NF 6/2019). El Plan está basado en la prevención, la recogida selectiva, el máximo aprovechamiento de los residuos y su transformación en recursos, con la finalidad de eliminar el vertido e impulsar la economía circular. Todo ello desde el respeto a los principios de la jerarquía comunitaria y bajo las premisas de la lucha contra el cambio climático, de gestionar los recursos y los residuos con una menor huella de carbono. El modelo “made in Gipuzkoa” que esbozó el PIGRUG, permite hoy gestionar los residuos urbanos del territorio sin vertederos y nos permitió alcanzar para 2020 los objetivos fijados por Europa con cinco años de antelación, con una tasa de reciclaje que superó el 55%, y la recogida selectiva que rozó el 58%.
El éxito de lo acometido no sería posible sin una norma con ambición, como el PIGRUG, pero también hay que poner en valor los demás elementos que gracias a la norma hemos podido ir trabajando: el Complejo Medioambiental de Gipuzkoa, que se trata de una serie de infraestructuras diseñadas para tratar el 100% de los residuos urbanos y soportar un sistema de “vertido 0”; una recogida gestionada en colaboración con ayuntamientos y mancomunidades y basada en un sistema de contenedores; y por supuesto, una ciudadanía con un alto grado de concienciación que ha participado activamente en todo este proceso.
Esta apuesta inicial de Gipuzkoa a favor de la economía circular con el Complejo Medioambiental de Gipuzkoa, ha permitido establecer las bases sobre las que construir un futuro circular para nuestro territorio. La Economía Circular es en estos momentos, la palanca que nos permite transformar el tejido industrial de Gipuzkoa y posicionarla con el alto grado de competitividad que le caracteriza con su 27% del PIB de Gipuzkoa. Un sector, que al igual que la tónica general de Gipuzkoa, se caracteriza por un alto grado de atomización, con más de 900 pymes industriales que generan cerca de la mitad del empleo total de la industria guipuzcoana. Y con la base del modelo que ya disponemos, en Gipuzkoa tenemos la llave para acometer una transformación de la industria para construir un futuro sostenible y descarbonizado.
Una vez más, sabemos que es una carrera a contratiempo, ya que estamos en la década decisiva para llevar a cabo la transformación y seguir manteniendo nuestros índices de competitividad y calidad de vida. El recorrido que hagamos en estos años será determinante a la hora de posicionar a Gipuzkoa en la punta de lanza de la economía circular, verde y libre de emisiones.
En esta transformación, la circularidad, el reciclaje y la reutilización de materiales son aspectos imprescindibles para la renovación de la industria y de nuestra economía en su conjunto. Aspectos como el eco diseño, o que los productos deban ser diseñados para ser reutilizados. Cuestiones como que el análisis del ciclo de vida debe estar en la base de todo proceso de fabricación de nuestra industria. Y por supuesto, la innovación tecnológica y científica para poder recuperar materiales y crear un mercado de materias primas secundarias. Actualmente, en el Complejo Medioambiental de Gipuzkoa tratamos 370.000 toneladas de residuos al año, y tenemos una capacidad de recuperación de 180.000 toneladas para su impacto y reutilización por parte de la industria.
Esa es actualmente la ambición en la que debemos centrar los esfuerzos y la que nos permite beneficios exponenciales no solo para la ciudadanía de Gipuzkoa, sino para todo el planeta: reducción de residuos, minimización de la huella de carbono y descarbonización de la economía. Es el desafío en el que trabajamos en estos momentos de la mano de nuestra industria y estoy seguro de que volveremos a enfrentarnos al reto en clave de oportunidad.
En esta línea, hemos puesto en marcha algunos instrumentos necesarios para ayudar en la transformación. Naturklima, la fundación contar el Cambio Climático, adscrito al Departamento de Medio Ambiente, dispone de un Circular Hub que tiene como finalidad acompañar todo tipo de procesos circulares en diferentes sectores económicos y científicos, a través de diversas herramientas como programas formativos, aceleración de proyectos de emprendimiento o articulación de las diversas necesidades que pueda tener el sector de la Economía Circular en Gipuzkoa. No en vano, también disponemos de un sector articulado en torno a la Economía Circular, plasmado en el clúster “GKRecycling”, que lanzamos en el año 2016 con poco más de media docena de socios. Hoy en día, aglutina a 90 empresas de reutilización y el reciclaje de Gipuzkoa, y arroja como sector unos datos económicos que dan muestra de su consolidación: un total de 6.500 puestos de trabajo y una facturación de 1.425 millones de euros, un 5,3% de nuestro PIB, con un impacto directo de más de 650 millones de euros en la economía guipuzcoana.
La evolución de los datos, el aumento de empresas interesadas en la transformación a la Economía Circular y la creciente sensibilidad social sobre la materia dan fe de que el camino ya se está recorriendo. Pero somos conscientes de que la crisis climática, la crisis de la COVID o cualquier otra crisis que pueda aparecer, requieren una aceleración de todos los esfuerzos para estar preparados.
Para un futuro próximo, en Gipuzkoa estamos trabajando en varias líneas: un polo especializado en el plástico sostenible y reciclable, un centro de preparación para la reutilización y una planta de hidrógeno verde. Proyectos que crearán más de 500 puestos de trabajo y representan un salto adelante para el sector del reciclaje que rebasará los 7.000 empleos. Puestos de trabajo cualificados y con un alto grado de calidad y de inclusión.
Porque ante cualquier otra crisis que pueda haber, la ciudadanía debe estar arropada en la sociedad que merece: una sociedad sostenible, justa, igualitaria e inclusiva. Una sociedad que vele por el bienestar social de las personas, en especial de aquellas que están en situación más vulnerable, para que nadie se quede atrás.”